Por Juan Pablo Ojeda
Lo que ya se veía venir se volvió oficial: el Santos Laguna despidió a Fernando “el Tano” Ortiz tras firmar uno de los peores torneos en la historia reciente del club. El equipo de Torreón no tuvo piedad para cortar por lo sano y anunció la salida del técnico argentino, quien no logró enderezar el rumbo ni dar señales de recuperación en un Clausura 2025 de pesadilla.
La directiva lagunera lo comunicó con el tono de rigor, agradeciendo “la entrega y dedicación”, pero el trasfondo es claro: Santos fue un desastre. Solo dos victorias en 17 partidos, un empate y 14 derrotas. Último lugar de la tabla, peor defensa del campeonato y un ataque que apenas pudo rasguñar goles. Un equipo irreconocible para una afición que en los últimos 25 años se había acostumbrado a pelear arriba, no a hundirse en el sótano.
La caída del Santos duele más si se recuerda que es uno de los clubes más consistentes del fútbol mexicano en lo que va del siglo. Con cinco títulos de liga y otras cinco finales disputadas desde el 2000, parecía que el equipo lagunero siempre encontraba cómo reinventarse. Pero algo se rompió en los últimos dos torneos, donde los resultados han sido, simplemente, inaceptables.
Ahora, como suele pasar en estos casos, el entrenador paga los platos rotos. Sin embargo, medios cercanos al club aseguran que no todo fue decisión de la directiva. Según versiones no confirmadas, el propio Ortiz habría optado por no seguir ante la falta de refuerzos y la posibilidad de que se desmantelara parte del plantel actual. En otras palabras, el “Tano” no vio con qué competir y prefirió hacerse a un lado.
Lo irónico es que Ortiz venía de dirigir a dos de los clubes más ricos y poderosos del país: América y Monterrey. Sin embargo, a pesar de plantillas de lujo, no pudo coronarse con ninguno. Su llegada a Santos representaba un nuevo reto, más terrenal, más de reconstrucción… pero el proyecto se vino abajo casi desde el arranque.
Hoy Santos Laguna queda a la deriva, sin técnico, con una plantilla en duda y una afición frustrada. El reto para la directiva no solo será elegir bien al próximo entrenador, sino devolverle a la Comarca la garra y el carácter que siempre han sido parte de su identidad.
¿Quién vendrá? ¿Qué jugadores se quedarán? Por ahora, hay más preguntas que respuestas. Lo único claro es que el “Tano” ya es historia en Santos… y no precisamente una de éxito.