Por Juan Pablo Ojeda
Una operación liderada por la Administración de Control de Drogas (DEA) en un club nocturno clandestino de Colorado Springs ha desatado una nueva oleada de tensiones políticas y migratorias en Estados Unidos. La redada, realizada en la madrugada, terminó con la detención de 114 migrantes indocumentados, así como el decomiso de armas, drogas y la presunta ruptura de vínculos con la pandilla MS-13, según informaron las autoridades federales.
La intervención se llevó a cabo alrededor de las 4:00 a.m., en un establecimiento ubicado en la ciudad del estado de Colorado, que había sido vigilado durante meses por sospechas de actividades criminales como tráfico de drogas, prostitución y violencia armada. En el interior se encontraban más de 200 personas; la mayoría de los detenidos eran migrantes sin estatus legal en el país.
“Así es como hacemos América segura de nuevo”, afirmó la DEA en su comunicado oficial, subrayando la colaboración con otras fuerzas del orden.
Trump: “Si no ganamos en la Corte Suprema, el país está acabado”
La redada fue rápidamente capitalizada políticamente por el expresidente Donald Trump, quien recurrió a su plataforma Truth Social para vincular el operativo con su narrativa antiinmigrante. “Fue una gran redada contra algunos de los peores criminales ilegalmente en nuestro país. […] Si no ganamos esta batalla en el Tribunal Supremo, nuestro país, como lo conocemos, está ACABADO”, escribió.
El mensaje refuerza el tono de su campaña presidencial, basada en mano dura contra la migración irregular y el crimen organizado. Trump ha insistido en que la seguridad nacional está en riesgo por la política migratoria actual, y el operativo de Colorado es presentado como prueba de ello.
Narcóticos, armas y personal militar involucrado
Durante la operación se incautaron diversas sustancias ilegales, entre ellas cocaína, metanfetamina y tusi (conocida como «cocaína rosa»), un potente cóctel de drogas sintéticas que ha ganado terreno en fiestas clandestinas.
Uno de los aspectos más inquietantes del caso es que entre los arrestados figuran más de una decena de miembros en activo de las Fuerzas Armadas de EE. UU., lo que ha encendido alarmas dentro de los organismos de seguridad interna. Las autoridades no han especificado si los militares están implicados directamente en actividades criminales o si su presencia en el lugar fue circunstancial.
El agente especial Jonathan Pullen, jefe de la división regional de la DEA en las Montañas Rocosas, indicó que el local operaba fuera de la ley desde hace tiempo y que ya se investigaban conexiones con redes criminales, incluido el grupo MS-13, conocido por su historial de violencia en América Central y EE. UU.