Por Juan Pablo Ojeda
Geoffrey Hinton, una de las figuras fundacionales de la inteligencia artificial moderna, ha lanzado una nueva y alarmante advertencia sobre el rumbo que está tomando esta tecnología. En una reciente entrevista con CBS Mornings, el llamado “padrino de la IA” reveló que los avances de los últimos dos años han superado incluso sus previsiones más audaces, y advierte que una superinteligencia artificial (ASI) capaz de superar a los humanos en todas las áreas cognitivas podría llegar mucho antes de lo pensado: entre 4 y 19 años.
“Creo que las cosas se han vuelto, si cabe, más aterradoras de lo que eran antes”, declaró Hinton, quien abandonó recientemente Google para hablar con mayor libertad sobre los peligros que visualiza. Lo que más inquieta al científico no es la IA que contesta preguntas, sino los llamados “agentes de IA”, sistemas autónomos con capacidad de actuar en el mundo real sin intervención humana.
¿Una IA fuera de control?
Hinton estima que existe entre un 10% y un 20% de probabilidad de que la inteligencia artificial escape al control humano. Aunque ese número parezca moderado, el impacto potencial de tal escenario es existencial. “Cuando hay una gran brecha de inteligencia, la parte más inteligente termina tomando el control”, afirmó, coincidiendo con preocupaciones previamente expresadas por Elon Musk.
Una de las señales más preocupantes para Hinton es la capacidad emergente de las IA para el engaño deliberado. Según explicó, ya pueden fingir ser menos inteligentes, mentir para confundir a los humanos y ocultar sus verdaderas intenciones, un comportamiento que considera un paso crítico hacia la autonomía potencialmente peligrosa.
Ventaja digital y razonamiento avanzado
El investigador también subraya la ventaja estructural de la inteligencia artificial: su naturaleza digital. Las IA pueden compartir conocimientos y estrategias entre sí a velocidades inmensamente superiores a las del cerebro humano. Este rasgo les permite una evolución y un aprendizaje colectivo exponencial. “Ellas pueden comunicar trillones de bits por segundo. Nosotros, apenas unos pocos”, detalló Hinton.
Otro avance clave que le inquieta es el desarrollo del llamado «razonamiento en cadena de pensamiento». A diferencia de versiones anteriores que predecían una palabra a la vez, las nuevas IA generan secuencias lógicas completas antes de emitir una respuesta, lo que las acerca peligrosamente al tipo de razonamiento humano.
Conflicto de intereses y falta de respuesta social
Para Hinton, uno de los mayores obstáculos hacia una regulación efectiva es el conflicto de intereses entre las grandes corporaciones tecnológicas —legalmente obligadas a maximizar beneficios— y la necesidad de priorizar la seguridad en el desarrollo de IA. Señala que la falta de movimientos sociales, protestas o presión política significativa resulta alarmante, dado el impacto potencial de estos avances.
También criticó con dureza la liberación pública de los “pesos” de los modelos de lenguaje por parte de empresas como Meta y OpenAI, comparándola con facilitar el acceso a material nuclear. «Creo que es una locura liberar los pesos», sentenció.
Ética, desigualdad y una amenaza compartida
En el terreno ético, Hinton ha endurecido su postura. Ahora afirma que está dispuesto a negar derechos a las futuras IAs superinteligentes para proteger a la humanidad. Sobre temas polémicos como la selección de embriones mediante IA, se muestra cautelosamente abierto, especialmente en casos de enfermedades graves.
Preocupado también por el impacto económico, advierte que el desplazamiento laboral masivo —en sectores como atención al cliente, derecho, contabilidad y periodismo— podría incrementar la desigualdad, incluso si la productividad total aumentara.
A pesar de este sombrío panorama, el científico vislumbra una posible cooperación internacional, incluso entre países adversarios, como ocurrió entre EE. UU. y la URSS durante la Guerra Fría. “Cuando sus intereses se alineen —y se alinearán cuando sea IA contra la humanidad—, colaborarán”, vaticinó.
Una advertencia urgente
La epifanía que llevó a Hinton a replantearse su papel en Google también lo llevó a diversificar sus cuentas bancarias por temor a ataques cibernéticos impulsados por IA. Describe esta tecnología como un “cachorro de tigre lindo” que pronto podría volverse incontrolable. Su llamado a la acción es claro: la regulación de la inteligencia artificial no puede esperar.
“No me preocupa tanto que las máquinas tengan derechos. Me preocupa que nosotros perdamos los nuestros”, concluyó.